Según se recoge en el DSM-5, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales-5, es fundamental para el diagnóstico de TDAH evaluar que los síntomas nucleares de déficit de atención, hiperactividad e impulsividad se presenten:
Pese a que pueda existir sospecha clínica en niños de menos de 6 años el diagnóstico de TDAH requiere haber superado esta edad. Además, es frecuente que el TDAH se reconozca en los niños cuando comienza la educación primaria, coincidiendo con dificultades en el rendimiento escolar y la presentación de disfunciones social.
Los criterios diagnósticos hacen referencia a seis o más de los siguientes síntomas que persisten durante seis meses y en dos o más ambientes. Además deben existir pruebas de un deterioro significativo de la actividad social, académica o laboral y no explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental.
El tratamiento psicológico a través de programas específicos puede dirigirse al desarrollo de técnicas de autocontrol, fomento del pensamiento reflexivo, control de las emociones, mejorar la atención, concentración y procesos de razonamiento, y el modelado de las conductas deseables.
Desde el enfoque educativo se deben abordar otros objetivos como la enseñanza de técnicas de estudio, desarrollo de programas para mejorar la comprensión del lenguaje y la adquisición de estrategias en la resolución de problemas, realización de ejercicios de observación, clasificación, ordenamiento, orientación, cálculo y fomento de las habilidades sociales.
Por último, la colaboración desde el entorno familiar es imprescindible, siendo muy importante que quienes conviven con el niño conozcan las características del trastorno y dispongan de pautas de actuación cuando surgen las dificultades.